El
día 23 de marzo de 2018 en la Universidad Nacional de Colombia se llevo a cabo el coloquio de cierre
del Encuentro de Diseño para el Desarrollo Internacional
(IDDS) “Construyendo paz, reconciliación desde la
cocreación”, realizado en Guaviare entre los días 20 de enero y al 4 de febrero
del corriente año.
En
este encuentro se expusieron los antecedente del programa de “Re-conocimiento
para la Paz” que la Universidad Nacional de Colombia lleva adelante, a través
del acercamientos con las poblaciones víctimas del conflicto armado de la
región del Guaviare.
Con
la continuidad de este programa de “Re-conocimiento para la Paz”, mediante el
acercarmiento a las comunidades y el poder trabajar junto con ellas en la
búsqueda de soluciones a sus problemas cotidianos, como el agua y/o los
residuos.
Aprovechando
la coyuntura de la firma de los acuerdos de paz, se logró acordar que el evento
se realice en el espacio territorial Jaime Pardo Leal, cerca del corregimiento
del Capricho. Los líderes del espacio estuvieron de acuerdo con ser los
anfitriones del evento, e incluso se habla sobre la creación de un Centro de Innovación
para fortalecer el proceso que se realizó en el encuentro.
El
evento, según las palabras del propio organizador principal Fabio Fajardo, se
basó en los siguientes principios:
- Todas las personas somos creativas, independientemente de su quehacer en la vida o sus habilidades para representar.
- Todas las personas tenemos habilidades para usar diversos tipos de herramientas, no sólo las herramientas tradicionales, sino herramientas más complejas, todo el mundo tiene la capacidad para aprender a usarlas.
- Todos tenemos la capacidad de proponer soluciones y más que proponerlas tenemos la capacidad de implementarlas.
Siguiendo
estos principios, que son la base para desarrollar varias tecnologías en el
tiempo que se desarrollo la cumbre, y que estas tecnologías deben ser de fácil
replicabilidad y de bajo costo, permitiendo
a cualquier persona, sin importar en que parte del mundo se encuentre, poder
realizar estas tecnologías y adaptarlas a su entorno.
Este
evento contó con 15 participantes del espacio territorial, otras 15 personas de
las comunidades más cercanas. Unos 30 participantes de otras partes de
Colombia, principalmente Cali, Medellín y Bogotá, y con la presencia de 10
personas que venían del extranjero. Los 9 temas que se trataron en la
cumbre fueron los siguientes:
- Agua
- Cacao
- Producción de lácteos
- Transformación de materiales de la selva
- Herramientas para la agricultura
- Turismo para la reconciliación
- Ludoteca para la paz
- Educación temprana
- Manejo de residuos orgánicos
El
encuentro de diseño se realizó en tres fases claras de desarrollo:
- Fase está enfocada en el desarrollo de habilidades que adquieren los participantes para el uso de herramientas. Sumada a habilidades relacionadas al tema de reconciliación y resolución de conflictos a través de actividades puntuales de interacción con grupos conformados para el tema de la paz.
- Fase del proceso, esta enfocada en el reconocimiento del problema de la comunidad, primero se generan unos grandes ejes temáticos, y a partir de ahí ellos deciden cómo enmarcar este problema, cómo definir claramente qué es factible, qué va a tener impacto para la solución de alguno de los problemas de la región.
- Fase esta enfocada en el desarrollo de estas soluciones desde el prototipado, es una etapa en donde todas las habilidades adquiridas en este contexto se materializan en un objeto funcional.
Se
pudo fortalecer el tejido social por medio del prototipado, el ciclo de diseño
y las vivencias personales de cada participante al estar en el Espacio
Territorial de Capacitación y Reconciliacón “Jaime Pardo Leal”. Por último, el
coloquio cerró con la presencia de Antonio
Lafuente, quien nos mostró su panorama sobre la cumbre y nos dejó unas
increíbles palabras para pensar en más eventos de este tipo, en otras regiones
que han sido golpeadas por la violencia en Colombia y el mundo.
No somos nada sin el agua, el aire, la
tierra… la paz no es sólo el dialogo entre humanos, sino también con su entorno
y la naturaleza. Luchar por la paz es sentirnos humanos en el entorno al que
pertenecemos y que nos pertenece.
Al hablar de paz tendemos a pensar en
formas muy dialógicas, discursivas, recomendamos cómo comportarnos, por suerte
hemos pasado de pensar la paz, como algo que se hace con palabras, a pensarla
como algo que se hace con objetos. Saltamos de lo objetivo a lo
“objetualizado”.
Cuando
uno hace objetos pone todo el énfasis en los objetos, es fácil olvidarse
de las diferencias, qué nos han convocado, que nos han enfrentado, y es fácil
también, aprender a sumar las capacidades, las habilidades que tenemos, para
finalmente hacer algo juntos. Esto de aprender hacer algo juntos, es el logro
del trabajo colectivo, trabajo que realmente les cambia la vida a las personas,
entran en contacto con la realidad, uno deja de hablar sólo sobre lo que pasa,
y comienza a hablar de lo que nos pasa, dejamos de ser espectadores, a ser
protagonista de los hechos. Salimos de nuestra zona de confort (donde uno se
siente satisfecho de uno mismo), a comprometernos con el mundo en que
vivimos.
Tres características de los prototipos:
- Los prototipos deben ser abiertos: mediante colectivos muy heterogéneos (los laboratorios deben garantizar la heterogeneidad de las personas que participan). La heterogeneidad de actores, implica un esfuerzo para escucharse entre ellos y generar un lenguaje que convierta en factible la comunidad entre ellos. Al llegar al final del proceso, el mayor resultado/logro que se obtiene no es el producto en sí, sino en la comunidad que se produce. Es el objeto que produce la comunidad, de forma que estamos creando una pequeña infraestructura, formada por humanos que es capaz de hacerse luego cargo de su propio producto, y eso implica “empoderar”. Hemos logrado crear una “comunidad”, hemos aprendido a vivir juntos. A pesar de nuestras diferencias, no nos interesan los consensos, amamos la “diferencia” y amamos la “diversidad”, y es por eso que podemos hacer objetos. Es por eso que podemos suspenderlos de nuestras diferencias un rato, durante un momento, para saber si es posible hacer algo juntos y lo hacemos.
- Los prototipos deben ser afectivos: uno debe ir los encuentros para prototipar convencido de que tiene que dejarse afectar (afectivos no es sensibleros) es que le van a afectar a los demás y se va dejar uno, afectar por los demás. Al tomar decisiones marcamos cuál es la dirección en que queremos que camine el prototipo que estamos diseñando, las decisiones no se basan en razonamientos lógicos impecables. No tomamos esas decisiones porque nos ponemos todos muy concentrados a pensar, sino que más bien, lo que hacemos es dejarnos afectar por quien creemos que tiene, por el motivo que sea, algún conocimiento que a nosotros nos falta, y confiamos en ese conocimiento. Y confiamos en su capacidad para liderar, aunque sea por un minuto el proceso en el que todos juntos nos hemos involucrado. Así que de alguna manera, este dejarse afectar es lo que también convierte los cuidados que nos damos unos a otros durante todo el proceso en la gran potencia que movilizamos. Es justo esos cuidados, los que nos permiten llegar al final. Hay momentos muy difíciles, hay momentos de tensión, hay momentos que discrepamos, hay momentos que no estamos de acuerdo con la decisión que ha tomado la mayoría. No estamos de acuerdo y nos ha costado mucho a cada uno de nosotros tener nuestras propias ideas, y de pronto alguien te exige que renuncies a ellas para aceptar un criterio que uno ve que está más respaldado pero que no sea el suyo. Hemos aprendido es que los conflictos son imprescindibles, es que sin esos conflictos no habría experimentación. Aceptamos llegar allí, en un espacio de experimentación donde la incertidumbre la abrazamos como el locus del nacimiento de conocimiento, pero podemos superar esos conflictos y esos problemas, porque nos dejamos “afectar”, porque cuidamos de los demás y esperamos que los demás cuiden de nosotros.
- Los prototipos tiene que conectarse con la idea de “esperanza”: cuando intentamos comprender el mundo en el que vivimos, tenemos una tendencia muy acentuada, particularmente en la academia, a hacer análisis de naturaleza “retrospectiva”. Miramos hacia atrás y vemos como hemos podido llegar a donde estamos. Pero esa no es la única alternativa, hay otras alternativas, y a mí me parece en el momento en que estamos, es muy importante adoptar una estrategia “prospectiva”. Una estrategia que nos permita imaginar el futuro y de alguna manera anticiparlo, y a partir de que somos capaces como grupo, como colectivo, de imaginar, de anticipar ese futuro, nuestra vida cambia desde el minuto mismo en el que hemos logrado anticiparlo. Y a mí me parece importante, porque esto marca una distancia entre “esperanza" y “expectativa”. Cuando nos vemos involucrados en este tipo de proyectos, tenemos el enorme riesgo y peligro, de suscitar demasiadas expectativas. No solo en nosotros mismos, sino también en quienes se los acercan convencidos de que a lo mejor tenemos algo que aportar, la expectativa es lo peor que podemos sembrar. La expectativa generalmente sólo produce frustración. Mientras que la esperanza, tal como yo me la imagino, es una potencia, una fuerza que te permite cambiar la vida desde el minuto mismo en el que eres capaz de anticipar el futuro. Lo primero que hacen es intentar imaginarse donde van a tener mayor éxito, mayor rentabilidad y desde el mismo minuto en el que ya tomado la decisión de donde va haber más rentabilidad, comienza a cambiar su conducta presente para lograr llegar cuanto antes a ese escenario que alguno ha logrado anticipar. Si queremos ser honestos tenemos que combatir las expectativas, pero también me parece muy importante, porque todas las expectativas siempre es dejar para mañana lo que nos va a pasar, lo que queremos que suceda. Siempre es “nos están como engatusando con la idea de que vale la pena esperar a mañana, porque ya si mañana si vamos a lograr lo que estamos pretendiendo”, y todo esto es el lenguaje de los políticos, es un lenguaje vacío, es un lenguaje que intentan encantarnos, pero que nunca pasa nada, porque mañana no llega nunca, mañana siempre es otro día, otro día distinto al que vivimos. Mientras que los prototipos y las prácticas que queremos implementar a través de estos procedimientos, lo que buscan justamente es cambiarnos la vida desde el mismo minuto en el que nos implicamos. Desde el mismo minuto en la que nos ponemos a trabajar, ya somos capaces, no sólo de tener una “solución” para los demás, sino somos capaces de ver una forma distinta de “habitar los problemas” en nosotros mismos. Somos nosotros los que cambiamos, esto es también un poco, una forma feminista de acercarnos a estos. Es imposible cambiar el mundo si no cambiamos nosotros primero, somos nosotros quienes queremos ayudar a que se arreglen los problemas, y si queremos que algo cambio tenemos que empezar por cambiar nosotros, y por eso es importante que los prototipos sean “prospectivos”, me gusta más que estén suscitado por esa potencia gigante que es la “esperanza”.
Si quieres ver lo ocurrido durante el Encuentro
de Diseño para el Desarrollo Internacional IDDS Construyendo Paz,
Reconciliación desde la Co-Creación oprime los enlaces:
Esta
convocatoria se pudo realizar gracias a la Gobernación del Guaviare, a la
Federación Nacional de Departamentos (FND), a la Misión de Verificación de la
ONU en Guaviare, el Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación
(RTCR) “Jaime Pardo Leal”, la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) y de del
Consejo Noruego para Refugiados, que también por medio del cual se contó con
las herramientas para el desarrollo del IDDS, las cuales se dejaron como
capacidad instalada con miras a proyectar el Centro de Innovación en
tecnologías social, que funcionaría para generar continuidad a los prototipos
resultantes, pero también para las prototipos que se puedan generar en la
comunidad frente a las nuevas necesidades, problemáticas, oportunidades, o
nuevos proyectos que se gesten día a día.
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