29.10.18 Lunes
Hoy se realizó un taller de fabricar máquinas para cortar botellas. El
taller se hizo a jóvenes del programa especial de admisión y movilización
académica (PEAMA) en las instalaciones de la universidad sede Tumaco.
Fui a Tumaco a
trabajar en talleres de fortalecimiento de la capacidad creativa bajo el marco
de la semana de re-conocimiento para la paz, programa de la universidad
Nacional.
30.10.18 Martes
Viajamos hasta el
municipio de Ricaurte, Nariño. Trabajamos con miembros de la comunidad indígena
awá, que habitan en el resguardo Alto Cartagena.
Por la mañana se
realizó máquinas cortadoras de hilo PET. Por la tarde se hizo bombas
extractoras de agua tipo EMA’s.
Esta jornada deja dos
anécdotas interesantes que quiero recuperar:
En la siguiente foto,
una de las participantes más jóvenes (10) y uno de los más mayores (92) con los
que he trabajado. Juntos co-creando, sin importar la edad. No hay límites de
edad a la hora de resolver problemas y contribuir con el bienestar social.
En la siguiente foto,
esta señora comenzó el taller diciendo que no podía hacerlo porque no había
estudiado nunca en su vida. En esa sesión ella se demostró que si podía, y nos
demostró que todos pueden romper sus paradigmas y prejuicios cuando usan sus manos
para construir y crear.
31.10.18 Miércoles
Hoy se trabajó en el
colegio Max Seidel. Se realizó el taller de fabricación de máquinas cortadoras
de hilo PET a jóvenes de últimos grados.
Estuvimos trabajando en un espacio que funciona como museo marino de
Tumaco. Comparto las fotos que me parecieron más increíbles y aterradoras.
Por la tarde
trabajamos con estudiantes del Instituto técnico industrial nacional (ITIN),
que curiosamente está emplazado en la misma parte que el colegio Max Seidel,
solo que alternan su uso entre la mañana y la tarde.
En esta sesión se
fabricaron bombas de agua con jóvenes de grado noveno.
02.11.18 Viernes
Hoy fue el cierre del
evento. Aproveché para hacer otras actividades antes de irme.
Por la tarde, a la
hora del almuerzo me reuní con mi amigo Rafael para conversar. Me llevó a un
muy buen restaurante a comer langosta y mariscos mientras me contaba las
historias más increíbles de Tumaco.
Me
comentó el caso de un muchacho de un barrio deprimido que participaba en una
escuelita de música que a duras penas tenía instrumentos. Descubrió su vocación
como trompetista, se ganó la posibilidad de estudiar en la Unal de Bogotá y
justo en este momento, se está graduando con el mejor puntaje en el
área de trompeta de toda la historia de la escuela de música.
Luego me
comentó el caso de un muchacho que tuvo el décimo mejor lugar en el Icfes de
toda Colombia. Le dieron media beca para estudiar en Bogotá, pero tristemente
se tuvo que devolver al año, porque no contaba con apoyo financiero y su madre
no podía costearle la carrera. En este momento, el vende tortillas y se siente
frustrado por no haber podido explotar todo su potencial.
Al final y en menos de diez minutos, me comentó cómo su proyecto para
inculcar a jóvenes a tener claro sus proyectos de vida para así evitar caer en
el conflicto o desempleo, había sido aprobado por varios alcaldes de todo el
pacífico, dándole la oportunidad de mejorar la condición de vida de muchas
personas. Esto ocurrió luego de una reunión con la directora de la Unal sede
Tumaco, quien amablemente decidió escucharlo y darle una oportunidad de contar
lo que hacía.
Concluyó diciendo que un joven sale del colegio teniendo dos posibles caminos, una es la milicia y otra la malicia. En vez de potenciar la educación, se sigue insistiendo en financiar la guerra como medio para acabar la guerra. Mientras no se solucionen los problemas estructurales de la pobreza que conllevan al conflicto, no se podrá hablar de paz.
Personalmente estoy convencido que las personas necesitamos una oportunidad para ser probadas y así demostrar de que estamos hechas. Nada de asistencialismos. Se necesita crear estructuras sociales robustas que permitan que las personas puedan desarrollar sus talentos y habilidades para el bienestar común.
Concluyó diciendo que un joven sale del colegio teniendo dos posibles caminos, una es la milicia y otra la malicia. En vez de potenciar la educación, se sigue insistiendo en financiar la guerra como medio para acabar la guerra. Mientras no se solucionen los problemas estructurales de la pobreza que conllevan al conflicto, no se podrá hablar de paz.
Personalmente estoy convencido que las personas necesitamos una oportunidad para ser probadas y así demostrar de que estamos hechas. Nada de asistencialismos. Se necesita crear estructuras sociales robustas que permitan que las personas puedan desarrollar sus talentos y habilidades para el bienestar común.
Luego de eso, salí a
recorrer el pueblo, alcanzando a fotografiar estas increíbles piezas artísticas.
Por la noche se
realizó la clausura de la semana de re-conocimiento para la paz en la playa del
morro.
Fotografié el
atardecer de la costa considerando que es uno de los lugares más bellos y paradójicamente,
más tranquilos que conozco en mi vida.
La juventud feliz de desarrollar pantalones con elastico modernos de mayoreo con una gran herramienta que la universidad promueve para sus estudiantes.
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