Lo que se entiende como basura actualmente es un problema con un impacto social y mediombiental
muy negativo. Algunos creen que una manera de afrontar el problema es
utilizar plásticos biodegradables, en las bolsas de plástico por
ejemplo, como una solución favorable al medioambiente. A primera vista
puede parecer que tiene sentido, pero ¿es realmente más ecológico?
La basura es en principio un problema de irresponsabilidad que
puede solucionarse cambiando el comportamiento de la gente más
que modificando los productos que se tiran. Fabricar productos biodegradables puede incluso empeorar el problema, puesto que la gente
pensará que no pasa nada por tirar esos productos, que en sí son ya una
fuente valiosa de recursos, como es el caso de los plásticos. Por
ejemplo, una bolsa de plástico aunque sea biodegradable, tirada encima
de un arbusto tardará muchos años, y no días como algunos piensan, en
desintegrarse. Incluso la piel de un plátano que se tira ¡tarda de 1 a 3
años en biodegradarse!
Y no sólo eso, los plásticos biodegradables requieren unas
condiciones muy especiales para biodegradarse correctamente
(microorganismos, temperatura y humedad) y si no se hace de la forma
apropiada, pueden ser aun más nocivos para el medioambiente que los
plásticos convencionales. Cuando los plásticos biodegradables se
entierran (cosa que se debe evitar en cualquier circunstancia) producen
durante su descomposición gases de efecto invernadero peligrosos.
¿Qué son los plásticos biodegradables? Los plásticos biodegradables
son plásticos que los microorganismos (bacterias u hongos) pueden
descomponer en agua, dióxido de carbono (CO2) y otros biomateriales. Es
importante subrayar que los plásticos biodegradables no están fabricados
necesariamente con biomateriales (p.ej, con plantas). Muchos
plásticos biodegradables están fabricados a partir del petróleo igual
que los plásticos convencionales.
Entonces, ¿para que sirven los plásticos biodegradables?
En principio
el valor de los plásticos reside en ser materiales fuertes y
resistentes en el tiempo (por ejemplo en el almacenamiento de comida, el
transporte, la edificación y la construcción). La biodegrabilidad tiene
que considerarse como una función añadida, cuando hay que encontrar
una forma barata para desembarazarse del producto una vez que ya haya
cumplido su papel (p.ej. para embalar, proteger y mantener frescos los
alimentos). Unos productos biodegradables útiles son:
- Envoltorios de alimentos– embalajes que pueden descomponerse a la vez que su contenido cuando está caducado o estropeado
- Agricultura – hojas de plástico que pueden mezclarse en la tierra con una capa biodegradable de mantillo y semillas
- Medicina – suturas absorbibles; microdispositivos que contienen el medicamento y se deshacen en el interior del cuerpo
La biodegradabilidad es una propiedad material que depende en gran
manera de las circunstancias del medio biológico (el cuerpo humano es
distinto de la tierra). De hecho, podemos decir que no tiene mucho
sentido fabricar un producto, como una bolsa de plástico, para que se
pueda descomponer, porque su capacidad de biodegradarse no va a resolver
el problema de las basuras (condiciones diferentes en el compost y en
la tierra).
Para concluir, es un error investigar en nombre de la ecología cómo
hacer productos que sean más fáciles de tirar. Los plásticos
biodegradables son materiales útiles e interesantes, pero únicamente
pueden utilizarse cuando suponen un beneficio concreto para un producto
específico. La mejor manera de ayudar a salvar el planeta es ahorrar
energía y mejorar los métodos de reciclage y de recuperación de los
plásticos.
El espejismo de los plásticos "ecológicos"
Lo que debes saber para protegerte del impacto del plástico en tu salud y en tu medio ambiente
¿Existen plásticos “verdes” o “ecológicos”?
La industria del plástico ha invertido mucho dinero en fomentar la cultura de usar y tirar en la que vivimos. Ahora que la verdad sobre los peligros del plástico está saliendo a la luz, la industria busca formas de asegurarse que sigamos adictos a lo barato, a lo fácil y a lo desechable.
Para comprender en qué medida los nuevos materiales sintéticos pueden ser una solución o no a nuestra crisis de contaminación por plásticos hay que primero aclarar muchas de las mentiras y verdades a medias propagadas por la industria.
Jugando con la confusión de término
El que un plástico esté elaborado total o parcialmente con materia orgánica (maíz por ejemplo) no significa que sea biodegradable. No es lo mismo bioplástico que plástico biodegradable. Hay bioplásticos que duran cientos de años en el medio ambiente, contaminando igual que los demás.
¿Qué significa “biodegradable”?
En el mundo del plástico la definición de “biodegradable” se puede aferrar a muchos estándares diferentes, la mayoría creados por la propia industria. Por ejemplo ciertos plásticos “biodegradables” sólo lo son en plantas de compostado industrial a altas temperaturas. Otros no son biodegradables en agua de mar.
Un experimento divertido consiste en tomar varios objetos de plástico “biodegradable” y ponerlos en el jardín. Con algunos tipos pueden pasar años y siguen intactos. Si lo has hecho -o lo haces- escríbenos y cuéntanos tu experiencia.
Toxicidad
Los plásticos biodegradables al igual que los convencionales también necesitan de cientos de aditivos químicos. Estos ingredientes a menudo están sujetos al secretos industrial.
Es decir que estamos en las mismas que con los plásticos convencionales en cuanto a toxicidad se refiere: no sabemos qué sustancias tóxicas pueden pasar a la comida o a la bebida que nosotros ingerimos. Tampoco sabemos qué tóxicos van a quedar en el terreno, en el agua o en los seres vivos tras su “biodegradación”.
Huella medioambiental
Paradójicamente fabricar bioplásticos es más contaminante y genera más CO2 que fabricar plásticos con petróleo. Los bioplásticos necesitan suelo, agua, fertilizantes, abonos, cultivos (a menudo transgénicos), manufactura, transporte, etc. además de aditivos químicos.
Inviabilidad
En el supuesto imaginario de que fuera viable técnica y económicamente (que lo no es) reemplazar con bioplásticos las 280 millones de toneladas de plástico que el mundo fabrica al año, esto tendría consecuencias catastróficas para el medio ambiente y causaría una crisis alimentaria global al disparar los precios de la comida.
Las mentiras del greenwashing
La industria le llama “verde “natural” y “ecológico” a cualquier cosa que le conviene. El ejemplo más notorio de este “greenwashing” (lavado de imagen verde) es la “plant bottle” de Dasani y Coca Cola. Según su publicidad, esta botella identificada con un tapón verde y un logo de una hojita verde “está elaborada hasta en un 30% con plantas”. Aparte que ese porcentaje podría ser cualquier cosa entre 0% y 30%, la realidad es que, como la propia empresa reconoce, se trata de una botella de PET con tapón de HDPE, es decir plásticos comunes y corrientes que duran cientos de años en el medioambiente. La única diferencia es que se le ha añadido algo (entre 0% y 30%, no se sabe) de etanol, el cual es un alcohol industrial destilado del maíz. Como el maíz es “una planta” y de ahí el término “plant bottle”.
En resumen….
¿de verdad merece la pena todo esto para poder usar pajitas de plástico para refresco y bolsas de la compra desechables?
La mejor solución es siempre la más sencilla: evitar el plástico de usar y tirar, especialmente los usos supérfluos, los productos desechables que generan gran cantidad de resíduos, y los objetos que entran en contacto con la comida y la bebida.
Te dejamos ahora que disfrutes del spot publicitario del “plant bottle” de Dasani y CocaCola, un verdadero monumento al “greenwashing”
Un gran post!!
ResponderEliminarLa verdad es que las bolsas ecológicas son increibles, talves un poco menos resistentes dependiendo de la bolsa... pero sin duda hay buenos modelos